martes, 29 de enero de 2013

COMO SE CONSTRUIA EN EL SIGLO XVIII (CONTINUACION)

"Los pocos restos de arquitectura mexicana que permanecen, manifiestan que en sus fábricas evitaban estos costosísimos e inútiles cimientos: bien sabida es la descripción que Cortés y otros testigos oculares hicieron del Palacio de Ixtapalapan, pues he pasado repetidas ocasiones a recorrer las ruinas, y veo que los pocos indicios que permanecen de las paredes están sin cimientos. Tengo por cuatro ocasiones registrado el que llaman castillo de Xochicalco (monumento emulo de los que fabricaron los romanos en el tiempo de su esplendor) y veo que tampoco tiene cimientos, y que permanece a pesar del empeño con que se ha procurado aniquilarlo: finalmente sabemos, que en lo que es el día de plaza mayor de México y de Tlatelolco se hallaban dos soberbias fábricas o templos: ¿quien ha encontrado en la primera, no obstante de haberse formado en ella en diversos tiempos muchas excavaciones, algunos indicios de cimientos? Creo que si en la segunda se intentase solicitarlos, no se encontrarían. La práctica había enseñado a sus antiguos pobladores lo excusado que era formar excavaciones, que consumen el tiempo y el dinero inútilmente.
Una de las mas apreciables riquezas que lograba esta capital era tener a su vista unos montes poblados de cedros, los que ya en el día se hallan casi exterminados, a causa de que se destruyen para venirlos a enterrar. Si se debe dar crédito a uno de los prácticos ingeridos en este dolorosísimo destrozo, pasan de veinticinco mil árboles los que se dirigen a México en cada un año con solo el intento de construir estacas. Ya en el día, no solo no hay cedros corpulentos, sino que aun los mas tiernos se cortan para el mismo fin; por lo que no es extraño ver en las fábricas clavar estacas que no tienen dos pulgadas de diámetro: ¡qué escasez de madera no se palpará dentro de poco para fabricar puertas, ventanas, quicialeras, etc., en lo que es mas a propósito el cedro por su incorruptibilidad.
Pocos países logran materiales tan ventajosos para construir como esta ciudad. En sus inmediaciones se halla la puzolana (el tezontle), que se dirige por agua, que no es poca ventaja: una piedra que llaman de recinto, muy sólida, que resiste a las injurias del tiempo: arena con que se forman mezclas muy fuertes: la cal es de superior calidad, y no se conduce de muy lejos; y piedra (cantera), que aunque no es sólida, resiste cuando no se coloca inmediata a la humedad, y se labra con facilidad, y es la que sirve para construir arcos, cerramientos de puertas y ventanas. En el día la emplean para fabricar pilares: en esta parte se han apartado los recientes arquitectos de los antiguos, por que estos los disponían con piedra sólida: así se ven en muchas casas y en el hospital de Jesús Nazareno, fábrica de las mas antiguas de México. ¿Como unos pilares construidos con piedra de tan poca solidez, porque es arenisca, se sostienen teniendo que sufrir enormes pesos? Esto es de admirar, y mucho mas al ver que por cierta manía, por no decir otra cosa, se esmeran algunos arquitectos en fabricar pilares muy delgados, cuando en la arquitectura se deben disponer los edificios de forma, que no solo sean sólidos, sino que aun a la vista presenten aquella magnitud correspondiente, para que aparenten mucha fortaleza.
Pero aun se comete otro error muy grave. Por regla asentada por los mas sabios arquitectos, en los edificios se deben disponer las piedras en arreglo a la disposición que tenían en la cantera; al modo que un madero colocado perpendicularmente puede sufrir mucho peso, y colocado en linea horizontal no pude sostenerlo sin quebrarse; lo mismo se verifica respecto a las piedras de cantera: al tiempo de formarse los materiales de que se componen se colocaron según su gravedad específica, por lo que una piedra, colocada según se hallaba en la cantera, sufre mas peso si se le muda de colocación, esto es, que lo que eran sus planos horizontales, se dispongan verticales.
Otro abuso introducido por nuestros arquitectos que sin advertirlo, perjudican demasiado a nuestros edificios, no lo advierten, por que para esto no hay reglas de arquitectura; es necesario saber física y aun tener algunas nociones de química. Para disponer la mezcla mandan abrir un pozo: con la agua que mana de él, incorporan la cal a la arena: si este pozo es de agua tequesquitosa (como lo son los mas de la ciudad) ¿que deberá verificarse? Lo que se ve: las mezclas en tiempo de secas se aflojan, porque el alkali o tequesquite desmorona a la mezcla. Si es tiempo de agua el mismo tequesquite sirve de intermedio para que la humedad se introduzca en todo el macizo. Así vimos no hace mucho tiempo en cierto lugar no distante de México, la bóveda de una iglesia que a las primeras lluvias se embebió de tal cantidad de agua, que se filtraba a lo interior del templo. Como la vi construir, y vi que usaron de agua tequesquitosa o alkalina para disponer la mezcla, al punto reconocí el origen de semejante defecto, a que los albañiles llaman aguachirnarse, esta bóveda no podrá durar mucho tiempo. Como procuro hablar con fundamentos, expondré lo que dicen los químicos, aun vulgares, y lo que la experiencia enseña diariamente. Los primeros tienen bien sabido, que el alkali mineral (el tequesquite) es muy propenso a recibir la humedad del ambiente, por lo que desleído se introduce por los poros de las paredes desmoronandolas: en tiempos de seca se eflorece o reduce a polvo, y así causa el mismo efecto, esto es, desmoronar: en uno u otro estado hace el efecto de pequeñas cuñas, que separa a los cuerpos en que se halla mezclado: ¿no vemos a las paredes en los sitios inmediatos al suelo en tiempos de lluvias y de secas? Pues no es otra la causa que el tequesquite que del pavimento sube por entre la mezcla: esto todos lo ven, y no hay quien pueda dudarlo: se intenta remediar esto con aplicar a los edificios ciertos parches que llaman recinto: disponer este al tiempo que se saca de cimientos una fábrica, es utilísimo; construirlo después de finalizados y aun pasados algunos meses ¿a que se reduce? A debilitar las paredes.
Pudiera decir a Ud mucho mas, ya sea sobre el ridículo método reciente de fabricar las bóvedas con piedras de tezontle o puzolana, reducidas con mucho dinero a figura geométrica, ya sobre la manía que se intenta propagar de fabricar tabiques con ladrillos colocados de canto y unidos con yeso; sobre la nueva introducción de fabricar mezcla con lo que llaman invención de Loriot, y últimamente de tantos defectos que veo en el método actual de fabricar; pero lo reservo para otra ocasión, pues al presente harto haré en procurar ponerme a cubierto de las muchas piedras que lloverán sobre mí o sobre mi Gaceta; pero lo que deseo es el que se me manifieste: he escrito engañado. No faltará quien profiera meto la hoz en mies ajena; mas no es así. He leído las obras de los principales arquitectos, y aun algunos que no han llegado a manos de nuestros arquitectos; he observado con atención; he visto, ¡ojalá y no hubiera visto tanto! ¿No podré decir e io son pittore? No es necesario manejar la barra, la cuchara para ver y reconocer si en la arquitectura se cometen defectos: tampoco es indispensable el haberse instruido en alguna academia para juzgar y criticar; el sentido común, la aplicación y observación son suficientes para juzgar de lo bueno o malo de una fábrica. El arquitecto no será capaz de salir con buen éxito en una obra, si no ha visto muchos edificios, si no ha asistido al lado y por mucho tiempo al lado de los albañiles, y si no ha visto corregir los muchos errores inopinados o voluntarios.
Para terminar esta disertación debo comentarle a Ud, que si me pidiera consejo sobre una obra de arquitectura, le diría que eche mano de un arquitecto experimentado, que será el médico de su fábrica, y de los albañiles mozos; porque en la consecución material se necesitan del vigor de los brazos."

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